Son muy pocas la veces que subo a los subterráneo y menos un sábado. Los argumentos no deben ser demasiado originales: Mucha gente, el encierro, el ruido; solo lo utilizo cuando no me queda otra opción.
Ese sábado como muchos otros sábados o mejor dicho como muchos otros días sentía una especie de languidez en el pecho, es como una debilidad, como una tela liviana ubicada detrás de mi corazón que se mueve con una brisa silenciosa. Ese sábado subí al subterráneo, el ruido, la luz, la sirena indicadora, la gente que me empujaba, la competencia de quien gana el asiento contrastaba a como me sentía por dentro ( recuerden la tela jajaja);y como el destino es caprichos me regalo un asiento sin tener que participar de aquella competencia , me senté y allí comenzó el desfile inefable de personajes subterráneos. Primero un hombre de unos cuarenta años con un teclado nos regalo un jazz y un tango este ultimo me hizo pensar en el amor. Luego otro nos dejo una linterna y nos aconsejo que era lo mejor y mas barato en el mercado, luego una mujer con libros infantiles para colorear entro repartiendo a todos los que estábamos sentados y detrás de inmediato de ella apareció al que elegí llamar EL MERCADER DE DIBUJOS no lo vi venir, me sorprendió dejando de repente un garabato en una hoja de cuaderno en mis piernas solo vi unas manitos pequeñas; alce la vita y un niño de unos siete años me miraba, me regalo una sonrisa y se fue (era tan pequeño) en su otra manito tenia muchos de esos garabatos siguió dejando sus dibujos a cada uno de los pasajeros y entendí todo.
Baje la mirada trate de descifrar lo que ese ángel había dibujado perecía un osito, se veía unas orejas, un para de patas y muchos círculos, no se cuento estuve mirándolo pero de nuevo apareció su manito y me lo arrebato. Entupidamente mis ojos se llenaron de lagrimas no se porque, es que no me dio tiempo a comprarle una de sus obras, quería cómprale ese osito pero desapareció y levantarme persiguiendo a un niño no iba a ser bien visto, me trague el nudo en mi garganta y el ruido del tren en movimiento se volvió a hacer presente.
Realmente quería uno de sus dibujos
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